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GUIAR UN COCHE DE CABALLOS
INICIOS DE UNA AFICION
En el campo, en el faetón que me regaló mi abuela Enriqueta, enganchando a dos sementales PRE, GRACIOSO XIX y GONDOLO II. Ambos participaron en el Concurso Morfológico de caballos de PRE "Ciudad de Córdoba", en septiembre de 1.995, quedando en los puestos décimo y cuarto, respectivamente, de su sección (potros de 2 años).
Desde pequeño estoy familiarizado con la utilización del coche de caballos en los desplazamientos. Mi niñez transcurrió en una finca llamada "La Quinta", situada entre las localidades de Peñaflor y Lora del
Río, pueblos ambos de la provincia de Sevilla. Disponíamos de un carruaje jardinera a la que se enganchaban dos mulas, con muchos usos: llevarnos o traernos de la estación de ferrocarriles de El Priorato, acudir a misa a
Lora del Río o a su feria, asistir a la romería de la Virgen de Setefilla, patrona de Lora del Río, ir a la finca "Los Gallos", donde estaban los abuelos Miura, etc. Recuerdo que me encantaba ir en el pescante, y observar como guiaba "García",
el cochero. Mi abuelo, Félix Moreno, como ya he dicho, se desplazaba, casi a diario, en una jardinera con palio, a la que, el cochero Marcelino, enganchaba una cuarta de caballos. Salía por la mañana temprano de La Vega (Peñaflor),
finca donde vivía, y pasaba el día asistiendo a los sitios donde era necesaria su presencia. Me gustaba mucho ver como se aparejaban los caballos en la cuadra, y como los enganchaban y soltaban del carruaje. Todos los años,
mi abuelo Félix traía varios coches de caballos a la Feria de Sevilla: una jardinera con dos mulos, una manola con una cuarta de caballos castaños, un húngaro vis a vis con una cuarta de caballos alazanos, un faeton de dama con
un tronco, y un milord redondo, tirado por dos caballos percherones. Todos se enganchaban a la calesera con cascabeles y borlajes, menos el milord que lo hacía a la inglesa. Los borlajes solían llevar los colores de las divisas de las ganaderías
bravas de la casa o de la bandera española. Cocheros y lacayos usaban trajes de chaqueta corta y sombreros de ala ancha, menos los del milord que usaban uniformes azul marino con botones plateados y gorras de plato. Este carruaje lo usaba mi abuelo
para pasear con sus amigos. El resto estaban a disposición de la familia. Igualmente, venían seis u ocho caballos de montura para los nietos. Debió descubrir mi abuelo en mi bastante afición al enganche, pues un
año me propuso, sin que se enterara mi madre, que me fuera desde La Vega (Peñaflor), hasta Sevilla, con la caravana de coches y caballos que iban a la Feria de abril. No lo pensé dos veces y accedí a ello, acurrucándome con
una manta, en uno de los coches de caballos (la manola). Pasamos por Palma del Río, donde le dieron los últimos retoques de carpintería y herrería a los carruajes, y fuimos a pasar la noche en la finca "Injertal de Miravalles",
situada en la carretera que va de Palma del Río a La Campana. Dormir poco, pues antes de la salida del sol estábamos en marcha hacia Sevilla. Las pulgas la tomaron conmigo, y amanecí todo lleno de picaduras. Después de un breve
descanso en Carmona, para desayunar, proseguimos viaje hacia Sevilla, a donde llegamos por la tarde. El destino era la conocida como "La Huerta de Miura", propiedad de mi abuelo Antonio Miura, y situada en la Avda. del Dr. Fedriani, camino del cementerio.
Allí había cuadra y era donde vivíamos cuando estábamos en Sevilla. No quiero contar la reacción de mi madre cuando llegamos, pero recuerdo que, sin más preámbulos, me metieron en la bañera, para aliviar
mis picaduras. Otros años anteriores, carruajes y caballos, pararon en el Cortijo de Cuarto de Dos Hermanas.
REENCUENTRO
Participando en el Concurso Exhibición de Enganches de Ronda (Málaga) en septiembre de 1.997 con un Body Break Vis a Vis, a la calesera con un tronco de yeguas PRE. Foto: Manuel Vasco.
Fue al comienzo de la década de los años setenta del siglo pasado, cuando retomé y me reencontré con mi afición al enganche, esta vez como protagonista. Mi abuela Enriqueta de la Cova, me regaló un faetón
para que me paseara por el campo. Mis padres apoyaron la idea, restaurando el carruaje y buscando guarniciones, e incluso borlajes, y yo puse lo que pude de mi parte, hasta que me subí al pescante a guiar. Todo ello fue posible gracias al encargado
de los caballos, Antonio Rodríguez "Colino", un gran aficionado y conocedor del enganche, ya que había guiado uno de los coches de mi abuelo Félix, en la Feria de Sevilla, me conoce desde pequeño, pues estuvo en La Quinta con los
caballos, hasta que se fue al servicio militar, y siempre ha trabajado en la casa con el ganado. Se puso, rápidamente, manos a la obra para domar, sin olvidar a "Mata", el talabartero, que diariamente venía, desde Cañada del Rosal, al
pequeño taller que se montó en la finca, y que con sus conocimientos y prodigiosas manos, hizo las primeras guarniciones caleseras, así como incontables reparaciones de monturas, bocados, cabezadas y riendas. No faltaron
estímulos y retos, para que, cuanto antes, cogiera las riendas y con voz y manos, comenzase a guiar. Primero en limonera, viniendo varios años a la Feria de Sevilla con un solo caballo: el percherón, el Martinez......y en cuanto pude,
tanto en el campo como en la Feria, en tronco (dos caballos). Tan solo una vez, hasta ahora, he guiado una cuarta. Fue un día en el campo en el que me decidí a probar lo que es guiar cuatro caballos. Ayudado, inicialmente, por "Colino",
me fuí confiando poco a poco, hasta que lo conseguí. Cuando llevaba ya un rato guiando por un camino, se acercó un automóvil, al que, cortésmente cedí el carril, desviándome hacia el barbecho. Nada más
tomar los animales contacto con el nuevo terreno, notaron la diferencia y pegaron un fuerte tirón los de delante, tan brusco, que partieron el enganche de la prolonga al balancín y salieron sueltos y al galope hacia el cortijo. Yo me aferré
a las riendas, sin saber que la batalla la tenía perdida. Me fuí al suelo desde el pescante, y una de las ruedas del carruaje me pasó por encima de la pierna. "Colino" se tiró al suelo a parar los dos caballos de detrás (el
tronco), y afortunadamente no pasó nada, solo el golpe. Una vez controlado y rehecho el enganche del tronco que nos quedaba, vuelta al pescante, nuevamente, y al cortijo por el carril. Los caballos huidos, reliados en las guarniciones y riendas no
pudieron llegar a su destino, porque se cayeron, aunque tampoco les pasó nada. Después del suceso, nunca olvidaré las palabras de "Colino": "To es doma"....
Enganche de un faetón ecijano con capota, en un tronco a la calesera, con guarniciones de trabajo, en la finca Los Gallos (Lora del Río-Sevilla).
ALGUNAS ACTIVIDADES
Participando en una prueba combinada de obstáculos y manejabilidad en la Finca Villanueva del Pítamo (Sevilla), de la familia Sánchez Bedoya, en el año 1.997 y en la que resulté vencedor. Foto: Manuel Vasco.
A partir de ahí, se sucedieron toda una serie de actividades como participaciones en las Exhibiciones de Enganches de Alcalá de Guadaira (Sevilla), Ronda (Málaga) y plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla,
en el domingo preferia. También he participado en varias giras campestres organizadas por El Real Club de Enganches de Andalucía, al que me honro en pertenecer como socio. Por primera vez guié un coche de maratón, prestado
por mi amigo Ramón Moreno de los Ríos, con un tronco de caballos negros, para poder presenciar de cerca, las pruebas de maratón celebradas con motivo del Salón Internacional del Enganche (SIAT), en el hipódromo de Dos
Hermanas (Sevilla), y algún que otro amigo, Miguel Rojas-Tacho Benjumea, también me han permitido guiar sus excelentes caballos en el campo. En estos casos con guarniciones inglesas. No puedo olvidar cuando fui invitado a participar, diariamente, en
el año 1.995 en el espectáculo del Salón Internacional del Caballo Español (SICAB), con mi carruaje body break de origen francés, enganchando un tronco a la calesera de dos yeguas PRE con el hierro de la casa.
Participando en la Exhibición de Enganches en la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla en abril de 1.997. Foto Manuel Vasco.
GIRAS
Gira a Villanueva del Pítamo en 1.997. Foto Manuel Vasco.
El Real Club de Enganches de Andalucía (RCEA), organiza giras, cimarrones, carreras de postas, etc. en la que suelen participar socios y acompañantes, para disfrutar de los enganches, campo a través, parando para coger fuerzas,
durante el trayecto, y celebrando pruebas de manejabilidad y superación de obstáculos en pistas acondicionadas, como final. El día se culmina con una comida de convivencia en la finca o lugar de destino, y vuelta a casa. Una
de las giras mas emotivas, la segunda, fue la que hicimos a Villanueva del Pítamo, finca cercana a Sevilla, propiedad de la familia Sánchez Bedoya. Creo recordar que se hizo en el primer trimestre del año 1.997, como homenaje a nuestro
Expresidente y Fundador del Club de Enganches, Antonio Sánchez Bedoya. Acudimos muchos amigos y cocheros para compartir con Antonio nuestra afición. Después de un recorrido campo a través, se celebró un concurso, tipo mixto,
con obstáculos y manejabilidad, donde, además de pasar los obstáculos con limpieza, había que hacerlo en el menor tiempo posible. Fuí declarado ganador por los jueces, lo que me alegró muchísimo. Después
de la comida, se entregaron los diversos premios en un ambiente distendido donde reinó la amistad y la camaradería. El almuerzo lo hice al lado de mi amigo Antonio, que aunque arrastraba una cruel enfermedad, hizo gala de su acostumbrado buen
humor, entrañable amistad y buenos consejos profesionales. Fue la última vez que estuve con el, pues en el mes de julio de 1.997 fallecía. Descanse en paz. La primera gira la realizamos en noviembre de 1.996, partiendo desde el
Cortijo Olivera, situado en Alcalá de Guadaira (Sevilla), propiedad de D. Francisco Olivera Bermúdez, hacia la Hacienda La Estrella, propiedad de la familia Moya Almendral, recorriendo los pinares de Oromana y las estribaciones de La Vega. Salimos
a las 11 de la mañana, y después de una parada en el campo, para reponer fuerzas, sobre la una de la tarde, llegamos a la Estrella. Antes de almorzar, realizamos una prueba de manejabilidad que resultó muy divertida. Bien entrada
la tarde, y después de las tertulias de sobremesa y de visitar las instalaciones de la hacienda, guadarnés y nave de carruajes, nos fuimos despidiendo, para regresar al Cortijo Olivera, y de ahí a casa. El 21 de marzo de 1.998,
participé en una tercera gira que se desarrolló desde la Yeguada Triana, hasta la Yeguada Morera & Vallejo. Sobre las diez de la mañana comenzaron a llegar los primeros participantes al punto de encuentro, que era la finca propiedad
de D. Manuel Ramos Pérez (Lolo), que acompañado de su esposa Victoria nos obsequió con un magnífico desayuno, donde hubo café, bollería, y unas migas con chocolate, de las antiguas. Se inició la marcha
a las 11,30. Sobre las 12,30 hubo una primera parada para descansar, brevemente, y tomar un aperitivo. A las 13,30 se inició la segunda etapa. Despues del acto central, celebrado en la Ermita de San Diego, pasamos por el pueblo de Almensilla, llegando
sobre las 14,15 al punto final, la finca Villa Amanecer, de D. Antonio Morera. Un jefe de pista improvisado, D. Ramón Moreno de los Rios, puso un recorrido de manejabilidad de 12 puertas y un obstáculo de marathón. Competí, bajo
cuerda, con mi cochero "Colino", para que viera la diferencia que existe entre guiar por las buenas y guiar deportivamente. Después de visitar la cochera y el guadarnés, donde pudimos apreciar la colección de carruajes, fuimos obsequiados
por Chary, esposa de Antonio, con un extraordinario cocido con pringá. Con la entrega de premios y recuerdos, finalizó oficialmente la gira.
Gira desde la Yeguada Triana a la Yeguada Morera y Vallejo por el Aljarafe sevillano en marzo de 1.998. Foto Manuel Vasco.
A MODO DE RESUMEN.
XXI Concurso Exhibición de Enganches de la Feria de Ronda (Málaga). Tercer Premio en troncos, concedido por la Real Maestranza de Caballería de Ronda. 7 de septiembre de 1.997. Foto: Manuel Vasco.
Enganchar, para mi, es tradición, afición y hasta una terapia. Guiar unos grandes y bellos équidos desde el pescante, solamente usando la voz y las manos, y respirar el aire puro del campo, es de las sensaciones
más agradables que conozco. Sentir en mis manos las bocas de los caballos enganchados, oir sus cascabeles y observar su manera de moverse, para mi, es disfrutar de sensaciones únicas, y si ello se complementa con un agradable
paseo por el Real de la Feria de Sevilla con familiares y amigos, conversando, y visitando casetas, uniendo afición y diversión, en los tiempos que corren, poco mas puedo pedir.
Feria de Sevilla. Abril de 1.998. Foto: Manuel Vasco.
Cuadro al óleo sobre lienzo de mi enganche, realizado por un artista en la Feria de Sevilla.
Vuelvo a la tradición, recordando en los años 20 del siglo pasado, a mi tío abuelo Pepe Miura, guiando, en la puerta del cortijo "Los Gallos", un tronco enganchado a un faetón de presentación.
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